¡Diablos! ¡Qué largas se me han hecho las tres semanas y media
transcurridas entre el concierto de Barcelona y el de París! Como os conté, su
show en la Ciudad Condal me dejó un sabor agridulce. Tuvo momentos enormes, sí.
Pero se vieron algo empañados por la actuación de Keith, sin duda la más floja
y desconcertante de cuantas veces les he visto en directo. Y no os voy a engañar:
me preocupaba que París sirviera para confirmar lo que ya dije al terminar el
anterior. Que el amigo Richards ya no estuviera para estos trotes.
Pero ¡no sabéis cómo celebro haberme equivocado! El jodido Kiz
revivió e incluso se quitó años entre una y otra fecha. Sí, sé que cuesta
creerlo. Pero, al menos en el show parisino al que asistimos el pasado domingo,
estuvo lúcido, locuaz, divertido, perfecto a la voz y muy centrado con su
instrumento. Sin entradas en falso. Sin errores garrafales con la guitarra (aunque
ésta, en momentos, estuviera un poco alta, para mi gusto). Sin lapsus ni
instantes de desconcierto. Más bien todo lo contrario.
Valga decir que, para
quien esto escribe, uno de los momentos memorables de la noche, coincidió con
la interpretación del habitual set de dos temas en los que Jagger se retira al
camerino y él se queda de protagonista. Esta vez, su “Happy” sonó lleno de
garra y, su “Slipping away”, sencillamente maravilloso y emotivo. Así, sí,
querido Keith.
Pero no sólo él estuvo a la altura esta noche. El concierto, una
vez más, fue enormemente emocionante y disfrutable, y tuvo mucho y bueno donde
elegir.
Un recinto, inaugurado precisamente ahora con ellos, cómodo
(excepto por los draconianos controles de acceso), espectacular a la vista y en
el que todo sonó en su sitio.
Un inicio con más punch que el visto hasta ahora en el resto de shows
de la gira. Ese punch que te da “Jumping Jack Flash”, pero que no tiene “Sympathy
for the devil” cuando la tocas para abrir el fuego (al menos por lo visto en
Barcelona).
Un setlist en el que, por supuesto, no faltaron los temas
habituales (enormes, en esta ocasión, “Paint It Black”, “Midnight Rambler” y “Street
Fighting Man”). Pero en el que hubo cabida para tres cambios que,
personalmente, me supieron a gloria. Dos de ellos (la cover de Little Walker
“Hate to See You Go” y la fantástica “Dancing With Mr. D”), hasta ahora, nunca se
los había visto hacer en directo. Y, el tercero, fue ni más ni menos que un “Angie”
que sonó por primera vez en la gira y puso patas arriba el recinto.
Una banda, que no sólo estuvo inmensa en la interpretación (en
el caso de Mick, Ronnie y Charlie, eso ya no es ni noticia), sino a la que vi
pasárselo especialmente bien esta noche. Con muchos más gestos de complicidad y
socarronería que en otras ocasiones. ¡Bravo por ellos!
Pero… ¿y ahora qué? Esa es la pregunta que me hago desde hace
varios lustros después de cada una de sus giras. Con estos tíos, ya sabéis que siempre
ha existido el riesgo de que fuera la última vez. Más aun cuanto más mayores se
hacen. Sin ir más lejos, después de su último bolo madrileño de 2014, tuve la sensación
de que quizás así sería.
Pero esta vez no. Esta vez, estoy convencido de que no
pueden despedirse de los escenarios sin una gira como dios manda por su querido
Reino Unido. Los rumores están ya sobre la mesa e indican que podría tener lugar
en el primer semestre de 2018. Si nada se tuerce, intentaremos estar allí.
Sí, lo sé, es sólo Rock&Roll... But we like it.
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