Se nos va el año, amigos. Un año que,
para la música que tanto queremos, ha resultado más que “horribilis”. Desde que,
justo hoy hace 366 días, cayera el gran Lemmy, esto ha sido un no parar: Bowie,
Glenn Frey, Prince, George Martin, Leon Russell, Keith Emerson, Cohen, Scotty
Moore, Sharon Jones, Rick Parfitt, George Michael,…Vaya desde aquí nuestro
homenaje y recuerdo sincero para todos ellos.
Cuesta mucho reconocerlo, pero va
resultando una evidencia: nuestros músicos de cabecera, nuestras leyendas que
creíamos inmortales, se hacen mayores y llegará un momento en que ya no estén
ahí para rescatarnos. Me da pavor pensar que todos los años venideros puedan
ser incluso la cuarta parte de malos que éste.
Porque no veo un relevo claro. Las
nuevas bandas raramente me motivan y cada vez me cuesta más dar la oportunidad
a la escucha de novedades discográficas de grupos que no tenga ya catalogados.
Me paso la vida oyendo música pero, al final, casi siempre acabo acudiendo a
los clásicos. De ahí que, mi selección discográfica del año, tenga poco de
novedad y mucho de vieja escuela.
Si tuviera que hacer mención a algunos
discos que, aun no teniendo cabida entre mis diez favoritos del periodo, sí al
menos consiguieron captar mi atención, cabría nombrar a Doyle Bramhall II y su
elegante “Rich Man”, a los Pretenders (¿o he de decir a Chrissie Hynde y Dan
Auerbach?) y su irregular “Alone”, a Jeff Beck y su peculiar “Loud Hailer”, a
M-Clan y la calidez acústica de su americano “Delta”, al Loco y su cambio de
tercio con “Viento del Este”, a The Temperance Movement y su poco inspirado “White
Bear”, a Sting y su “de más a menos” “57th & 9th“, a Metallica y
su “Hardwired…To Self-Destruct” cargado de buenos riffs, a Steven Tyler y su
también irregular “We're All Somebody From Somewhere” (¿por qué no hiciste un
disco como Dios manda, Steven, seleccionando 10 temas y tirando el resto de
descartes a la basura?), a los Zigarros y la frescura de su “A Todo que Sí”, a
Spike&Tyla y su emotivo “The Sinister Indecisions…”, a Joe
Bonamassa y su “Blues of Desperation”, a ese magnífico Live in San Diego de Eric
Clapton junto a JJ Cale y, por supuesto, al delicioso "Way Down In The
Jungle Room” (¡qué grandes recuerdos me trae de mi vista a Graceland!) de Elvis.
Pero, por encima de todos ellos, quedaría la siguiente selección. Mi particular “top
ten” de 2016:
1.- The Rolling Stones - "Blue and Lonesome"
¿Un nuevo disco de estudio de los Stones
en pleno 2016? ¡Diablos! Solamente eso debería ser motivo suficiente para alegrarnos
el día, el mes, el año…qué digo…¡la década! Ya, pero, ¿y el disco está bien? Pues
no sólo es que esté bien…sino que es jodidamente bueno. Claro, pero…no tiene
temas propios. Son sólo versiones…Efectivamente, así es. Y ¿dónde carajo está
el problema? ¿O es que tener a la mejor banda de la historia del rock n’ roll
grabando “a pelo”, en tres crudas sesiones de estudio, doce extraordinarias covers
(por cierto, nada manidas) de algunos de los mejores bluesmen de la historia es
algo que podamos permitirnos el lujo de despreciar o infravalorar? ¡Pues no
seré yo el que lo haga! Les reto a que me digan otro álbum, editado en este
2016, en el que haya alguien que cante y toque la armónica mejor que Jagger, en
el que se junten tres guitarristas como Keith, Ronnie y Clapton, y en el que
haya un batería que toque con más swing que Charlie. No se molesten, amigos. No
lo hay. Y sí, sé que cuando digo esto, no soy objetivo. Los Stones son mi banda
y todo aquello que hagan o digan, por mí siempre va a ser bien recibido. Pero,
en este caso, créanme ustedes, no se trata de amor de madre. Este disco tiene
más feeling, más pelotas y más buen hacer que cualquier otro publicado en los
últimos tiempos. Larga vida a los Rolling Stones.
2.- The Cult - "Hidden City"
Desde el inconfundible riff inicial de “Dark Energy” que abre el álbum, todo en
este “Hidden City” suena muy Cult pero, a la vez (y van no sé cuántas ya…),
distinto al resto de sus discos. Oscuro, muy oscuro. Pero, a la vez,
esperanzador y místico como su bella portada. Limpio y melodioso. Pero, a la
vez, tremendamente agresivo. Original pero, a la vez, inconfundible. Por
momentos (“Birds of Paradise”, “Dance the night”), uno cree retrotraerse a la
época siniestra de “Love” y, en otros, como en las fabulosas “GOAT” o “Hinterland”, a la de “Electric” o “Sonic Temple”. Pero siempre hay
matices distintos que nos recuerdan que estos son los Cult de 2016 y no los de
los 80’s. Manteniendo la marca de la casa, pero en perpetua evolución. Porque sí,
este es un disco profundo, de matices y muchas escuchas. Con un Astbury que adopta
postura de jefe, canta como de costumbre y marca terreno en cada canción. Y un Duffy
que hace lo que mejor sabe hacer: repartir guitarrazos a diestro y siniestro,
hasta dejar KO a su presa. Palabras mayores, amigos.
3.- David Bowie - "Blackstar"
La última genialidad de un genio. Un
disco amargo, enigmático y de difícil acceso pero, a la vez, redondo y bello.
Cuyo significado y, sobre todo sus letras, sólo se comprenden analizando el
contexto en el que fue grabado (durante la última etapa de su enfermedad) y
puesto a la venta (dos días antes de su muerte). Un disco diferente y original,
asentado sobre una base de jazz rock experimental, pero en el que se mantienen
retazos inequívocos de épocas pasadas del artista. Una despedida a la altura
del personaje, cuyo corolario pone esa última bella “I Can’t Give Everything Away”, donde Bowie
se desangra una y otra vez diciéndonos que no puede revelarnos todo…y ahora
entendemos por qué. Un disco que cuesta oír sin
entristecerse pero que, al finalizar, deja un poso de obra maestra.
4.- Tedeschi Trucks Band - "Let Me Get By"
Bienvenido. Así es como te hace sentir
la música de la Tedeschi Trucks Band. Como encontrarse con algo familiar, cordial,
agradable. Como alguien que te recibe con un cálido apretón de manos y una
sonrisa en la cara. No lo digo yo. Simplemente, he tomado aquí prestadas
algunas palabras escritas en el folleto que acompaña al disco. Pero, lo que sí
hago, es suscribirlas plenamente. Porque, si hay algo que tengo claro después
de haberlos seguido la pista desde hace ya varios años es que, cada una de las
cosas que rodean a esta sociedad (musical y personal) que forman Susan y Derek está
colmada de clase, buen gusto y, sobre todo, calidez. Si alguna vez necesitan
sentirse acompañados o, simplemente, mejorar su estado de ánimo, háganme caso e
introduzcan este "Let Me Get By"
en su reproductor. Denle al play desde la inicial “Anyhow”. Déjense llevar por la voz de Susan, la guitarra slide de
Derek y su magnífica banda de apoyo. Prepárense para no quitar la sonrisa de la
cara durante la próxima hora. Y, sobre todo, siéntanse bienvenidos.
5.- Cheap Trick - "Bang, Zoom, Crazy…Hello"
Kiss, Bolan, Slade, Bowie, Who…todos están
presentes, de una u otra forma, en esta delicia de disco. Pero que nadie se
lleve a engaños: no estamos ante un álbum de tributo, sino ante una obra
fresca, vibrante y con personalidad propia. Cheap Trick saben manejarse como
pocos entre la delgada línea que separa el rock n’ roll del hard rock, el glam
setentero del power pop. Y, una vez más, dan en este "Bang, Zoom, Crazy…Hello" (bonito título, por cierto) una
lección de todo ello. Desde la enérgica inicial “Heart On The Line”, hasta la "All Strung Out” que lo cierra, aquí hay poco o nada que sea
aburrido o irrelevante. Pero, ¡diantres! ¡Qué me parta un rayo si "Blood Red Lips” no es ya una de las
canciones del año!. Definitivamente, Rick Nielsen y sus chicos viven una
segunda juventud y, no sé vosotros, pero yo estoy ya deseando que llegue junio
para verlos en directo.
6.- Mudcrutch - "2"
Cuando tienes un nombre como Tom Petty que,
por sí solo, puede vender miles de discos y decides publicar tu nuevo trabajo
bajo otro seudónimo (por mucho que éste sea el de tu antigua banda de los 70)
estás mandando varios mensaje claros. El primero, que no necesitas la pasta. El
segundo, que tienes mucha confianza en el material sonoro que acabas de grabar.
Y, el tercero, que sabes que te has ganado el poder hacer lo que te dé la gana,
cuando te venga en gana. ¿El resultado? Un álbum muy notable de country-rock
sureño. Maduro, bien ejecutado y con algunas composiciones brillantes como “Dreams of Flying”, “Hungry No More”, “Save Your
Water” o “I Forgive It All” (para
cuyo videoclip contó con Anthony Hopkins). Probablemente, no deje de ser un
disco de transición, que dé paso a encomiendas mayores. Pero aun así y a la
postre, resulta muy disfrutable.
7.- Eric Clapton - "I Still Do"
Puede que Clapton esté haciéndose mayor,
pero de ninguna forma está manco. Gracias a él, viví, en el Royal Albert Hall
londinense, uno de los momentos más mágicos y memorables de 2015. Y él, es el
responsable de uno de los discos más deliciosos editados en este 2016. Que
nadie espere aquí fuegos de artificio, producciones sobrecargadas ni
composiciones enrevesadas. A estas alturas de película, Clapton ya no necesita
nada de eso. Su fórmula pasa únicamente por el buen gusto y la sencillez, puestos
al servicio de su voz y su guitarra. Algunos blueses de libro (“Alabama woman blues”, “Cypress Grove”,
“Stones In My Passway” o la fantástica “Somebody's Knockin'”) se alternan con registros
ya típicos del propio Eric (“Spiral”
o la acústica “I will be there”), o bien
de su amigo JJ Cale (“Can’t let you do it”).
Y, entre todos, dan empaque a un disco elegante y de escucha relajada (que no aburrido). Si acaso hay algo que me desencaja, es el acordeón que adereza
alguna de las canciones. Pero, ¿quién carajo soy yo para ponerle peros a “God”?
Por favor, un respeto para el maestro.
8.- Jeff Angel’s Staticland - "Jeff Angel’s
Staticland"
Descubrí a este tipo cuando actuó al
frente de los Walking Papers en el Azkena Rock Festival 2013 y, desde entonces,
me confieso enganchado a su carisma y su extraño influjo. Aquel año, su disco
de presentación ya me voló la cabeza y, ahora, éste no le va a la zaga. Mientras
Duff McKagan (bajista de la banda) se llena los bolsillos con la reunión de
Guns N’ Roses, su amigo Jeff decide esperarle, publicando su nueva obra bajo
otro nombre: el suyo propio. Pero la música, en esencia, sigue siendo la misma: rock sucio y
oscuro, de herencia bluesera (“Everything
Is Wrong” o “Tomorrow's Chore”) y
furia punkrockera (“Never Look Back”).
Con algunos pasajes melódicos (“I'll Find
You”) y otros hipnóticos, que casi recuerdan por momentos a los Cure (“High
Score”). Pero, sobre todo, dueños todos ellos de personalidad y un
inconfundible estilo. Ese que aporta un tipo de influjo extraño llamado Jeff
Angel.
9.- The Quireboys - "Twisted Love"
En tiempos como los que vivimos, en los que
las bandas clásicas se hacen de rogar, hasta decir basta, a la hora de publicar
nuevos trabajos de estudio, los Quireboys suponen toda una excepción, un oasis
en el desierto. Prueba de ello es que, este “Twisted Love”, pasa por ser, ni
más ni menos, que su cuarto trabajo original puesto en la calle en los últimos
cuatro años. Pero ¡ojo!, no se trata de cantidad, sino de calidad. Y, ahí,
Spike y sus chicos rara vez bajan también la guardia. Cuando uno pulsa el
“play”, ya sabe lo que se va a encontrar: “We’re the Quireboys and this is Rock
N’ Roll”. Y en esta ocasión no lo es menos: “Life's A Bitch”, “Twisted
Love”, “Torn & Frayed”, “Shotgun Way”,”Midnight Collective”,… Aquí todo huele y sabe a humo, a alcohol y a
sudor…A los Cuervos, a los Faces y, por supuesto, a los Stones.
10.- Rival Sons - "Hollow Bones"
Como os contaba en la introducción, raramente las nuevas
bandas me motivan y cada vez me cuesta más darles una oportunidad. Pero Rival
Sons se la ganaron con su anterior “Great Western Valkyrie” y, desde entonces,
no he dejado de seguirles la pista. ¿Supera este “Hollow Bones” a su fantástico
predecesor? Pues la respuesta es no. Sinceramente, creo que el listón estaba
demasiado elevado. Pero no por ello deja de ser un buen disco, de atmósfera
espesa y que gana en matices con cada nueva escucha. Su
líder, Jay Buchanan, además de tener una voz prodigiosa, se ha convertido en
uno de los frontman del momento. Y, el resto de miembros de la banda, le
escoltan perfectamente, demostrando manejarse como peces en el agua en ese blues
rock psicodélico que se destila en cada una de las canciones del álbum: “Tied Up”, “Baby Boy”, “Hollow Bones, Pt.1”,
“Thundering Voices”,… Sin duda, la banda ha dado con la tecla
adecuada. Si os decía que los Quireboys olían a alcohol, a humo y a Stones, esta claro que aquí apesta a ácido, a Zeppelin, a Cream o a los Doors.
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