Nunca había visto a Petty en directo
hasta el pasado domingo en Hyde Park. Me perdí su gira europea de 2012 y, desde
entonces, no habíamos tenido a tiro otra oportunidad. Ya saben ustedes, el de
Gainesville no es un tipo que se prodigue mucho por el viejo continente. Así
que, cuando anunció su show londinense como el único que daría en Europa este
año, me dije a mi mismo que ésta sí sería la buena… ¡Y vaya si acerté! El rubio
y sus Heartbreakers se marcaron un concierto que se encuentra ya en mi “Hall of
Fame” personal de los mejores a los que haya podido asistir.
Lugar idóneo y cargado de historia.
Temperatura ideal. Visibilidad adecuada y sonido impecable (al menos desde mi
posición). Comunión absoluta con las 65.000 almas presentes (está claro que "London is
different"). Escenografía maravillosa. Una banda en estado de gracia. Un
setlist magnífico. Una invitada estelar (la “Fleetwood Mac” Stevie Nicks). Y un
capitán de la nave que se encuentra a la altura de los más grandes. Esa y sólo
esa fue la fórmula de la ecuación perfecta.
Mis expectativas eran altas y, mis
nervios, los de las grandes ocasiones. ¡Para qué os lo voy a negar! Sobre el
horario previsto, los tipos salen a escena como quien no quiere la cosa y, sin
trucos ni artificios, comienzan con un “Rockin' Around (With You)” que rompe el
hielo y suena a gloria. ¡Qué mejor forma de empezar un show de 40 aniversario
que con la primera canción de su primer álbum con los Heartbreakers!
Le siguen “Mary Jane's Last Dance”
(con su peculiar ritmo y su vibrante final) y la pegadiza “You Don't Know How
It Feels”, en la que no es Tom sino el multinstrumentista Scott Thurston quien
se arranca con la armónica.
El repertorio de la noche recorrerá
la mayor parte de sus etapas, si bien con dos únicas concesiones a sus últimos
discos (una de cada uno). La potente “Forgotten Man”, de su “Hypnotic Eye” de
2014, es la primera de ellas. La Zeppeliana “I Should Have Known It”, que
tocarán mediado el show, será la otra. Magníficas ambas.
"¿Queréis cantar conmigo?", dice
Petty. Obvia señalar la respuesta enfervorecida del público. “I Won't Back Down”
y, sobre todo, “Free Fallin'” ponen a Hyde Park patas arriba y a mi con la piel
de gallina y los ojos llorosos por vez primera en la noche.
Esa joyita llamada “Walls” propina
un momento de semi descanso, antes de que la audiencia se venga de nuevo arriba
con un “Don't Come Around Here No More” cuyo estribillo creo se nos oyó gritar
a kilómetros a la redonda.
Llega el momento de presentar a la
banda y Tom se muestra especialmente simpático con cada uno de ellos, de
quienes dice son casi más cercanos a él que su propia familia.
Sus dos nuevas (y preciosas)
coristas, hermanas para más inri (The Webb Sisters) son quienes abren la tanda
de introducciones y reciben el primer cariño del público. Las sigue el gran Steve
Ferrone, un batería top del que Tom dice que probablemente sea "el mejor músico
con el que nunca haya tocado" (aparte del único “bebé negro que había en
Brighton”).
“Si quieres montar una buena banda
de Rock&Roll, necesitas un buen bajista…y yo tengo a uno de los mejores”,
señala sobre Ron Blair. “Conozco a Benmont Tench desde que éramos chavales.
Tomé la decisión de tocar con él cuando vi que era capaz de interpretar con su
teclado el Sgt. Pepper's de los Beatles de principio a fin”.
Tom se toma su tiempo con cada uno
de ellos. Pero no nos importa. Lejos de hacerse pesado, consigue sacarnos una
sonrisa tras otra con cada una de las historias.
“En 1970 vi un anuncio donde se
ofrecía un guitarrista. No tenía teléfono, pero sí una dirección. Decidí ir y
me encontré a un tipo con una guitarra de 60 dólares. No resultó muy
prometedor. Pero, de pronto, se arrancó con el riff de “Johnny B. Goode” y
dije: ¡quiero a este tío en mi banda para siempre! Y, ese tío, sigue conmigo
hoy día y se ha transformado en uno de los mejores guitarristas de rock del
mundo. Damas y Caballeros, Mr. Mike Campbell”.
Igual que presume Springsteen de su E-Street Band, lo hace Tom de los Heartbreakers. Veo en ambas bandas muchas similitudes y, en ambos jefes, motivos sobrados para hacerlo.
Estamos en el ecuador del show y
llega uno de los momentos esperados por todos. Desde que se supo que Stevie Nicks iba a ser la telonera, quien más quien menos se la imaginó marcándose a dúo el “Stop Draggin' My Heart Around”, tal y como hicieran en
1981. Y así, tal cual, fue como sucedió. Treinta y seis años después, Stevie y
Tom mano a mano en el escenario. ¡Bravo!
Miro a mi alrededor y veo cómo la
emoción se palpa en el ambiente. Tengo a mi derecha a unos tipos de la edad de
mi querido padre, de esos con pinta de estar curtidos en mil batallas, a los
que se les caen los lagrimones literalmente de los ojos. El efecto contagio es
inmediato. Amigos, ésta es la magia de la música. Respiro hondo y me siento
afortunado de estar allí, entre esa gente y en ese preciso instante.
“It's Good to Be King” inicia un set
de tres temas seguidos correspondientes al magnífico “Wildflowers”. La interpretación
comienza pausada y baja por unos momentos el punto álgido en el que estábamos.
Pero, poco a poco, va in crescendo y, tras cerca de 10 minutos (la más larga
del show), acaba desbocada en un estupendo final.
“No suelo tocar esta canción
frecuentemente, pero hoy voy a hacerlo porque me da la gana”, dice Tom como apertura
a “Crawling Back to You”, mi gran favorita del álbum. Se va haciendo de noche y
la escenografía visual destaca cada vez más. Los coros de las hermanas Webb
lucen especialmente en este tema. El sonido es perfecto. La interpretación,
memorable. Sin duda, para quien escribe estas líneas, uno de los momentazos de
la velada.
Tom coge la guitarra acústica y
completa la triada de “Wildflowers” con el tema que le da título al álbum. ¡Carajo!
¡Qué bueno es este disco! Y ¡qué gozada poder oír también esa canción en
directo esta noche!
“Learning to Fly” es la siguiente.
La banda la interpreta mientras las enormes pantallas proyectan un precioso y
elaborado vídeo con imágenes que repasan toda la carrera de Petty. El momento
(una vez más y van ya unas cuantas…) vuelve a ser mágico.
“Yer So Bad” y la mencionada arriba
“I Should Have Known It” dan el pistoletazo de salida a la parte final del
show, antes de que suene “Refugee” y, de nuevo, Hyde Park al completo, coree
puños al aire hasta desgañitarse.
Cuando desde hace tiempo, mientras
escuchaba sus discos, imaginaba cómo sería ver a Tom Petty y los Heartbreakers
en directo, lo hacía de muchas maneras. Pero había una que siempre primaba
sobre las demás: me los imaginaba interpretando “Runnin' Down a Dream”. Y me
veía a mí presenciando emocionado ese riff inicial de guitarra, esa pegadiza
melodía, esa magnética forma de cantar de Tom, ese magistral solo final de Mike
Campbell,…
Y, sí amigos. Aquello, esta vez, no
era un sueño. Ahí estaba yo, con Tom Petty y los jodidos Heartbreakers frente a
mí, cascándose un “Runnin' Down a Dream” que no olvidaré nunca y con el que
dieron por concluido el show.
¿Concluido? Bueno, todos sabíamos
que no era así. Los chicos volverían a salir a escena para darnos otra dosis en
forma de propina. “You Wreck Me” y (por supuesto) “American Girl” pusieron el
broche de oro a una formidable velada.
A veces, la gente me pregunta que si
realmente compensa andar de acá para allá, invirtiendo tiempo, dinero y
esfuerzo, avión tras avión, kilometrada tras kilometrada, sólo por ver a unos
tíos tocando unos instrumentos encima de un escenario… ¡Demonios! Quizás no lo
entendáis, pero ¡claro qué compensa!
Sí, lo sé. Es sólo Rock&Roll.
Pero, gracias a él, la vida puede ser a veces
maravillosa...
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