Desde que conozco a Tedeschi Trucks Band siempre pensé que se trata de una banda harto difícil de ver en España. No debe ser precisamente barata de caché (son 12 músicos en escena, todos ellos de gran nivel) y tampoco goza del suficiente reconocimiento en nuestro país como para poder poner los tickets altos de precio y cubrir con ello los costes. Pero amigos, Londres es harina de otro costal: ambiente de gala y sold-out de entradas en ese precioso recinto, llamado Indigo, que se ubica dentro del O2 Arena.
Tanto
la actuación de la banda ese día, como la de Tom Jones y Van Morrison que
veríamos el día siguiente, forman parte del programa del Prudential BluesFest,
un certamen que lleva ya 3 años celebrándose en la capital inglesa, con extraordinaria acogida. Es
por ello que, todos los rincones del recinto, se encontraban engalanados para
la ocasión con banderolas conmemorativas.
Tomamos
asiento en la parte superior del teatro y lo primero que nos llama la atención
es la disposición del escenario: ¡no hay en él una, sino dos baterías
dispuestas a ser tocadas! Según lo veo, me vienen a la mente imágenes de
conciertos de la Allman Brothers Band. Y pienso que, inequívocamente, el tener
dos baterías a la vez, es algo a lo que Derek Trucks ha debido coger el gusto después
de un buen puñado de años tocando su guitarra ellos.
Porque
no conviene olvidar quiénes son los capos y donde surge esta Tedeschi Trucks
Band: de la unión, no sólo musical, sino también personal (son matrimonio) de Susan
Tedeschi, artista de blues-rock altamente reputada en su EE.UU. natal, y Derek
Trucks, niño prodigio de la guitarra que, en 1999 y con sólo 20 años, fue
reclutado por los míticos Allman Brothers para sumarse a su banda.
Los
músicos salen a escena con “Break In The Road”, un tema de esencia funky y alma
negra que pone ya la sala patas arriba, al que le siguen “Laugh About It” (una nueva composición que suena estupenda) y el formidable “Do I Look Worried” extraído de su
último álbum de estudio.
¡Madre
mía! Apenas llevamos tres canciones y aquello ya apunta a noche épica. Tres
vientos, tres coristas, teclado, bajo y los dos mencionados baterías, acompañan
a Derek y Susan. Y, sinceramente, no sabría decir quién de los doce destila más
clase y feeling por sus poros. Mención aparte merece el sonido de la sala,
claro y lo suficientemente nítido como para distinguir perfectamente cada
instrumento. Hasta el momento, la cosa marcha sobre ruedas.
Sin solución de continuidad, llega a nuestros oídos una melodía que creo nos resulta reconocible a todos desde la primera nota. Se trata, ni más ni menos, que del “Something” de los Beatles, interpretado, para variar, de forma maravillosa.
Dos
temas propios (“Made Up Mind” y “Midnight in Harlem”), extraídos de cada uno de
los dos discos editados hasta el momento por la banda, otro perteneciente a la
carrera de Derek en solitario (“Don't Miss Me”) y un medley instrumental, con
protagonismo de los baterías, nos hacen llegar, tras una hora de show, al final
del primer set.
Como
es habitual también en los conciertos de los Allman Brothers, tenemos por
delante media hora de descanso, antes del inicio de la segunda parte. Así que aprovechamos
para hacer balance del magnífico espectáculo vivido hasta ese momento y
debatimos sobre quién tiene más peso y carisma, y con quién nos quedaríamos si
pudiéramos elegir.
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En
cualquier caso, la unión hace la fuerza y la de esta banda es mucha, como nos
demostraron esta noche.
“Let
Me Get By” dio inicio a la segunda parte del concierto, manteniendo la línea
argumental donde lo habíamos dejado. Es decir, mucho feeling y toneladas de groove.
Tras él, suena “The Letter”, la primera de las dos versiones de Joe Cocker que oiremos
esta noche (la otra será “Sticks and Stones”, que interpretarán casi a
continuación). Y por si Susan aún se había lucido poco, van nuestros amigos y deciden
marcarse un “Bird on the Wire” de Leonard Cohen, que creo nos puso los pelos de
punta a todos los presentes.
El
tren continúa a toda velocidad, hasta que, después de otro par de versiones (“Let's
Go Get Stoned” y “I Pity the Fool”) y dos temas propios más (“I Want More” y el
fantástico “Idle Wind” de su último disco), deciden poner el freno y terminar
con el show.
Miro
al reloj y me doy cuenta de que el segundo set ha durado una hora y llevamos ya
dos y media desde que empezara el concierto. Pero creedme que estamos
disfrutando tanto, que se nos ha pasado volando. Y aún queda por venir lo
mejor...
El
público ruge y la banda compadece de nuevo en escena, para retomar el homenaje
a los Beatles que, canciones atrás, comenzaran con “Something”. En esta ocasión,
la elegida es “I've Got a Feeling” y el feeling no pudo ser mejor. Si en ese
momento hubieran decidido retirarse de nuevo a los camerinos para no volver, lo
habrían hecho ya por la puerta grande. Pero quisieron poner la guinda al
pastel. Y qué mejor forma que “With a Little Help From My
Friends”. Soberbio, amigos.
Soberbio.
Con
una sonrisa de oreja a oreja abandonamos la sala, dando gracias al blues, al soul,
al gospel, al rock y, por supuesto, a ellos, por la noche vivida. ¡Qué gran
banda ésta, la de Derek y Susan!
1 comentario:
Lo elijo a él. Perfect slide´s man. Concierto inolvidable :)
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