Han
pasado poco más de dos días y aún sigo en una nube de la que me resisto a bajar. Llevaba
esperando este momento desde que los vi por última vez en 2007, siempre con la
incertidumbre de si algún día llegaría. ¡Y vaya si llegó! Ahora ya puedo decir
que me siento tremendamente afortunado de haber podido disfrutar al menos una
vez más de la banda más grande de la historia. Y no en un lugar y una fecha cualquiera,
sino en su casa y en la celebración de su 50 aniversario. Palabras mayores,
amigos.
Todo el fin de semana vivido
en Londres ha sido realmente memorable. La ciudad, punto siempre neurálgico
para cualquier amante de la música, rezumaba esta vez aire Stoniano por los
cuatro costados y de ello os daré debida cuenta en algún próximo relato. Porque
en éste quiero centrarme en desgranar mi visión y mis sensaciones del que es ya,
por mérito propio, un inolvidable concierto.
El
O2 Arena, antes conocido como Millennium Dome, es un recinto que deja con la
boca abierta, tanto por fuera (espectacular iluminado de noche), como por
dentro, con su monstruosa capacidad (todos los espectadores, incluso los de
pista, sentados) y su sorprendente gran acústica. A pesar de haber desembolsado
una buena suma por mi ticket, su localización no era precisamente la mejor. De acuerdo,
estaba bastante centrado, pero algo más arriba de lo que me hubiera gustado.
Aun así, ello no iba a desmerecer para nada el evento. Al fin y al cabo, lo
importante esta noche era estar allí y daba un poco igual dónde.
Así,
a las 20:38, con casi 40 minutos de retraso, dio inicio el show con la
proyección de un precioso video que, a modo de calentamiento para lo que estaba
por venir, recogía los mensajes grabados por distintos artistas (Iggy Pop,
Angus Young, Pete Townshend, Elton John, Nick Cave, Johnny Depp,…) mostrando su
admiración, simpatía y felicitación a la banda por su aniversario. ¡Chapeau
para ese comienzo!
Tras
su finalización, se apagaron las luces del recinto, quedando únicamente iluminado
el escenario en forma de lengua y manando de sus lados e introduciéndose entre
el público dos grupos de 15 o 20 individuos disfrazados de “GRRRegory” (el
gorila de la portada del recopilatorio recientemente editado) que con grandes
tambores y un ritmo machacón hacían presagiar que lo gordo estaba a punto de
empezar.
Y
sí, por fin una voz anunció lo que todos llevábamos tanto tiempo esperando (“Ladies
and gentlemen, please welcome…The Rolling Stones!!!”) y la banda saltó a escena
con la primera gran sorpresa de la noche: “I Wanna Be Your Man”. Confieso que
estaba expectante por saber con qué tema abrirían la velada y la elección me
hizo rendirme ya a sus pies. Qué mejor forma que iniciar este concierto de
aniversario, que regresando precisamente hasta 1963 y haciéndolo con un
tema…compuesto por John Lennon y Paul McCartney!!!!!!!! A eso se le llama
cerrar el círculo de una forma absolutamente maestra y genial. ¡Chapeau de
nuevo!
Sin
tiempo para el respiro, atacaron a continuación un potentísimo “Get Off Of My
Cloud”, que sonó a auténtica gloria. Y mientras la pantalla proyectaba imágenes
en blanco y negro de los primeros años de la banda, sonaron “It’s All Over Now”
y “Paint It Black”, para cerrar esta tanda inicial de recuerdo de su época más
antigua.
Los primeros acordes de “Gimme
Shelter” me hicieron poner ya la carne de gallina y los ojos llorosos. Siempre
me ha fascinado esta canción, pero esta vez lo hizo de forma superlativa,
convirtiéndose en el primer gran momento mágico de la noche. Por cierto, no fue
Lisa Fischer quien realizó en esta ocasión el dueto vocal con Jagger como es
habitual, sino Mary J. Blige, artista invitada que compartió escenario con el
grupo en este tema.
La
deliciosa “Wild Horses” supuso el único momento reposado de la velada y “Lady
Jane” hizo de transición hacia la tormenta que a continuación se iba a desatar.
“All
Down The Line” sonó a gloria bendita y sirvió para que los chicos agradeciesen
a su vez y rindiesen tributo a todos aquellos predecesores y colegas sin los
que ellos no hubieran llegado hasta aquí. Las pantallas gigantes proyectaron
durante toda la canción un montón de fotos de los más grandes de la historia de
la música moderna (Chuck Berry, Elvis Presley, Jerry Lee, Johnny Cash,
B.B.King, John Lee Hooker, Bo Diddley, Otis Redding, James Brown, Etta James,
Charlie Parker,…). Precioso y entrañable detalle que, personalmente, me hizo
quedar, por segunda vez ya, al borde de la lágrima.
Y sin tiempo para
recuperarnos…Mr. Jeff Beck apareció en escena acompañando a la banda con su
guitarra (¡espectacular el sonido y la forma de tocar!) en un poderosísimo “Going
Down” que contribuyó a redondear (junto con el tema anterior) el segundo momento
memorable de la noche.
Y
después de la tempestad, vino la relativa y momentánea calma: “Out Of Control”
y las nuevas “One More Shot” y “Doom And Gloom” pusieron una tregua y un cierto
bajón en la tensión acumulada, antes de que Mick Jagger anunciase que tenían a
otro invitado muy especial esa noche. Veinte años después, el gran Bill Wyman
volvía a subirse a un escenario con sus antiguos colegas, para interpretar dos
cañonazos (“It’s Only Rock ‘N’ Roll” y “Honky Tonk Women”) que pusieron al
recinto de nuevo patas arriba.
Por cierto, he de decir que
hasta este momento de la noche, la presencia de Keith Richards fue bastante
secundaria y algo decepcionante, asumiendo todo el protagonismo de la guitarra esa
otra bestia parda llamada Ronnie Wood (este sí, magnífico toda la velada). Y
digo hasta este momento, porque hubo un antes y un después de “It’s Only Rock
‘N’ Roll”, en donde a Keith, que se marcó un brillante solo, creo comenzó a
disfrutar de verdad por primera vez.
No
en vano, a continuación vino su momento, ese en el que en todos los conciertos
asume la responsabilidad de la voz, además de la guitarra, marcándose unos
antológicos “Before They Make Me Run” y “Happy”…¡grande Keith una vez más!.
Sin presentación previa, un
fraseo de su guitarra dejo intuir en la oscuridad, antes de que un foco le
iluminase, la presencia del otro invitado especial de la noche: el gran Mick
Taylor, con el que se marcaron un “Midnight Rambler” de quitar el hipo
(magnífico Jagger a la harmónica). De nuevo, momento absolutamente mágico.
Y
con el propio Jagger a la guitarra y “Miss You” se inició la parte final del
show, comandada por otros cuatro temazos clásicos que no podían faltar en el
repertorio: “Start Me Up”, “Tumbling Dice”, “Brown Sugar” y “Sympathy For The
Devil”.
En ellos se vio a la banda
disfrutando y dándolo todo. Mick sin parar de correr a través de la lengua del
escenario ni un momento. Absolutamente grandioso, pleno de potencia física y
vocal, cual veinteañero. Keith, venido de menos a más como he comentado, y ahora
sí, crecido, tocando de lujo, bailando con su guitarra y poniendo esas poses
que sólo él sabe. El “pájaro loco” Ronnie, un auténtico seguro de vida tras las
6 cuerdas, dominando el slide y disparando solos a diestro y siniestro. Y
Charlie, manteniendo impasible el ritmo, con su pose seria y su pegada certera.
¿Para qué más?
La
banda se despidió y las luces se apagaron, pero todos sabíamos que no era un
adiós, sino un hasta dentro de un momento…
Momento maravilloso en el
que a ambos lados del escenario apareció un coro de cerca de una treintena de
miembros que, a capella, abrieron las frases iniciales de un “You Can’t Always
Get What You Want” que sonó magnífico, antes de que Keith pasase al primer
plano del escenario para rascar en su Telecaster los primeros acordes de un
apoteósico “Jumpin’ Jack Flash” cuyo final se prolongó en forma de “jam”
durante varios minutos, antes de que la banda se despidiera, esta vez sí, de
forma definitiva.
Y
con ello, dos horas y veinticinco minutos después del inicio y sin haber tocado
"Satisfaction" (a pesar de que he leído alguna crónica de algún mal llamado periodista
que señala que sí…), se puso el cierre a este histórico concierto.
Desde principios de los 80,
las giras de los Rolling Stones vienen precedidas una y otra vez por el mensaje
de que quizás sea la última oportunidad de verlos. Pero pasan los años y ellos,
pese a quien le pese, siguen ahí, ofreciéndonos noches mágicas como la relatada.
Quizás ésta sí haya sido mi última oportunidad. Quizás no. ¿Quién sabe? Sea
como fuere, la guardaré en mi memoria para siempre. Sí, lo sé, es sólo
Rock&Roll…but I Like it!!!
4 comentarios:
Hola como estas? espero que bien! Soy de Argentina y siempre entro al blog ya que tus publicaciones son sumamente interesantes y realizadas con honestidad, buen gusto y de una manera magnifica.Acabo de leer lo que publicaste sobre tu experiencia en el show de los Stones el pasado domingo, y a decir verdad, no solo hiciste que viviera el show por un momento sino que tambien me emocione ya que comparto el mismo sentimiento y la misma pasion por los Stones que vos.Yo no tuve el honor de ir a verlos, pero tengo toda mi fe puesta en que algun dia se acercaran por estas tierras y tendre la oportunidad de verlos.Muchas gracias por aportar todo lo que aportas a fanaticos como yo y espero que haya mas!!! Un abrazo.
Luciano.
Luciano, un placer saludarte y encantado de que te guste el blog y especialmente la crònica del show del pasado domingo. La verdad es que no puedo esconder que fue especial y sumamente emocionante y así lo intenté reflejar en mi escrito. Ojalá se vean con fuerza y se animen a dar algún concierto mas en 2013 y podamos volver a verlos vosotros en Argentina y nosotros aquí en España. Un abrazo y gracias por comentar!
¡Pues sí que la gozaste (y eso que no he leído la palabra orgasmo)!
Tremenda narración ;)
No lo sabes bien, amigo caguenross...Cuando nos veamos, ya te contaré.
Gracias por pasarte y comentar!
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