jueves, 31 de diciembre de 2015

Lo mejor de 2015 (II)


Si he de calificar de forma breve mi año conciertístico, valdrían para ello palabras como excitante, memorable o irrepetible. Sin duda, y como dije en el post anterior, uno de los mejores que recuerdo desde que me diera por meterme hace ya más de 25 en este mundillo llamado Rock&Roll.
A diferencia de 2012, 2013 y 2014, donde pude verles hasta en 4 ocasiones, sabía que este año mi agenda de conciertos no podía pivotar sobre los Rolling Stones. No porque la banda no estuviese de gira (que lo ha estado), sino porque andaría demasiado lejos y a desmano como para poderlos pillar.
Así que, a falta de Stones, tuve que buscar otro objetivo. Y la elección no fue casual, sino algo meditado y perseguido desde hace tiempo: poder ver en mayo a Eric Clapton celebrando su 70 cumpleaños en el Royal Albert Hall.
 
Pero antes de ese momento cumbre del año, llegaron otros también apreciables y que creo deben ser recordados. Como mi nuevo encuentro (y van tres) con los Quireboys en enero (¡estos tíos nunca fallan!), mi segundo con The Brew en febrero (tremenda la energía que transmite esta gente en directo), mi esperada (y milagrosa) cita con el mítico Wilko Johnson en abril o la presentación del fantástico disco de Loquillo junto a los Nu Niles en la Riviera madrileña. 
 
Y sí, llego mayo, y con él la hora de la primera visita a Londres del año (en noviembre vendría otra), para asistir al acontecimiento marcado desde el principio con rojo en el calendario: Mr.Slowhand celebraba su 70 cumpleaños con siete conciertos en el Royal Albert Hall y yo no me lo quería perder por nada del mundo. La idea inicial era verle una única noche (la del 17 de mayo), pero, a una semana vista del viaje, se me puso a tiro otro ticket para repetir dos días antes y no lo dudé. Aunque con repertorios casi calcados, ambos conciertos fueron para mí distintos. El primero, especialmente emocionante, mágico e inolvidable. El segundo, algo más frío, quizás por la pérdida del factor sorpresa, pero de nuevo único y tremendamente disfrutable. Una experiencia maravillosa.
 
 
Y después del Clapton, ¿hubo más vida conciertística en este 2015? ¡Vaya que si la hubo, amigos! Sin ir más lejos, mayo terminó y junio empezó para mí con otro de los momentos álgidos del año: la visita de Angus y sus chicos a Madrid por primera vez en ¿siete? años. También aquí hice doblete y disfruté mucho en los dos shows, aunque por distinto motivo. El primero (el del 31 de mayo), por las ganas de reencuentro con la banda y la gran compañía que tuve a mi lado. Y, el segundo (el del 2 de junio), porque AC/DC rayaron a mejor nivel.
 
 
 
Junio trajo también otro momento clásico y álgido que se repite todos los años: el Azkena Rock Festival. Aunque esta vez, el certamen no estuvo a la altura. El despropósito en la confección del cartel (en la segunda de las jornadas faltó un cabeza que mereciera ese nombre) y cierta desidia y mal sonido en los que debían haber sido los triunfadores (ZZTop), provocó que se contasen con los dedos de una mano las actuaciones que merecieran la pena (Sven Hammond, The Dubrovniks, L7, John Paul Keith y Cracker).
 
De vuelta del Azkena, aún quedaba un intenso mes por delante antes de las vacaciones, con el encadenamiento de cuatro citas de alto nivel: la de unos KISS que estuvieron fantásticos y creo cerraron muchas bocas. La de un Paul Weller cañero y perro viejo, presentando su nuevo álbum. La del mito Bob Dylan, delicioso a la par que magnético, pero en un recinto poco acorde a su sobria propuesta. Y la de un (para mi) sorprendente Lenny Kravitz, que rockeo, divirtió y dio muestras de sobrada clase. 
 
En agosto, decidí dar rienda a una pequeña pero deseada locura y me fui hasta Brienz, un pueblo perdido de Suiza para asistir a un festival que tenía como cabezas a Thunder y H.E.A.T., dos bandas casi desconocidas a los ojos del gran público. ¿Mereció la pena? ¡Por supuesto! Y no sólo la mereció, sino que en el concierto de H.E.A.T. viví uno de los momentos más memorables del año.
 
 
Así me planté en el último cuatrimestre, donde aún tenía por delante un viaje musical más. Pero antes, a modo de aperitivo, asistí a la presentación del nuevo disco de Los Deltonos en Madrid (¡grandes Hendrik Röver y sus chicos!) y a la gira cañera del año por excelencia, la protagonizada por Slayer y Anthrax (magníficos ambos).
 
Con ello, llegó noviembre, momento de mi segunda escapada a Londres de 2015. ¿El motivo? Inicialmente, asistir al “Final Tour” de Mötley Crüe. Pero luego la diosa fortuna quiso que ese mismo fin de semana se me pusieran a tiro otros dos conciertos que, a la postre, estarían entre mis favoritos del año: Tedeschi Trucks Band y Tom Jones junto a Van Morrison. Momentos, los tres, para recordar con letras de oro.
 
 
De vuelta de Londres, aun me quedaba un intenso último mes, en el que tuve la oportunidad de ver a Richard Hawley (¡qué ganas tenía de pillarle!), Nikki Hill (tremenda y muy recomendable tipa), Spike & Tyla (memorable la aparición de Spike borracho en el escenario cuando el concierto llevaba casi media hora) y Vintage Trouble (¡menudo pedazo de frontman que tienen estos tíos!).
 
 
En definitiva, otro año más en el que mi rumbo quedó marcado por momentos como los relatados. Momentos que, como ya dije aquí justo hace 365 días, ponen el listón muy alto para ser superados en lo venidero. Aun así, intentaré que 2016 no desmerezca...¡Feliz Año, amigos!
 
MI TOP TEN DE CONCIERTOS 2015:
3.- AC/DC - Estadio Vicente Calderón, Madrid (31/05/15 y 02/06/2015)
7.- KISS - Barclaycard Center, Madrid (22/06/2015) 
9.- Lenny Kravitz - Barclaycard Center, Madrid (20/07/2015) 
10.- Bob Dylan + Los Lobos - Barclaycard Center, Madrid (06/07/2015)

Lo mejor de 2015 (I)


El tiempo vuela, amigos. Parece que fue ayer cuando empezábamos el año y, en un abrir y cerrar de ojos, ya nos vuelve a tocar repasar y hacer balance musical del mismo.

No os voy a engañar: este 2015, en lo conciertístico, ha sido para mí absolutamente excitante, sin duda uno de los mejores que recuerdo. Pero, si hablamos de novedades discográficas que hayan pasado por mi reproductor, no puedo decir lo mismo: cada vez me topo con más mediocridad y menos cosas que me enganchen realmente.

Aun así, creo que ha habido discos notables, como los publicados por clásicos de esos que nunca fallan, como Lemmy y sus Motorhead, Paul Weller, Robben Ford, Richard Hawley o en nuestro país, o el Loco junto a los Nu Niles.

A ellos, cabría también añadir algunas sorpresas positivas con las que a priori no contábamos, como las del “Stone” Bernard Fowler, la de esa banda con chica al frente llamada Halestorm, la de los renacidos W.A.S.P., o la de Igor Paskual y su “Tierra Firme”. Pero también hemos tenido apuestas fallidas, como la del disco “latino” del barbudo Billy Gibbons, la del “Purple album” de Whitesnake o la de esa obra ya menor de Gun llamada “Frantic”.

Dicho esto, vayamos al grano. A lo que nos interesa. A los 10 discos que elijo para mi top ten particular del año:

1.- Keith Richards - "Crosseyed Heart" 

Confieso que, cuando supe que Richards estaba grabando un álbum en solitario a estas alturas, pensé que más bien se trataría de un puro divertimento descafeinado que no habría que tomar muy en serio. Y sí, divertimento es, efectivamente. Pues no en vano, Kiz da rienda suelta en él a todo lo que le (y nos) gusta: riffs stonianos por doquier (“Heartstopper”, “Trouble”, “Nothing Of Me” o “Amnesia”), blues venido del Mississippi (como el del tema que da título al álbum), Rock&Roll de escuela Chuck Berry (“Blues In The Morning”), sonidos country, algunos toques funkies (“Substantial Damage”) y unas pinceladas reggae (“Love Overdue”) para poner color al que, en mi opinión, es ya el mejor y más maduro trabajo del guitarrista de la mayor banda de rock and roll de todos los tiempos.

2.- Thunder - "Wonder Days"

No miento si digo que, al empezar el año, éste era mi disco más esperado. No en vano, aquí escribí sobre él, anticipando y presagiando la gran obra que estábamos a punto de tener en nuestras manos. Classic Rock de muchos quilates. Elegante, trabajado y parido por una banda que sabe lo que se hace. Si no fuera por la irrupción del amigo Keith, sin duda hubiera sido mi disco de cabecera para este 2015. Sólo por temas de tanta clase como “Resurrection Day”, “Broken”, “The Thing I Want”, “I Love The Weekend” o el propio que le da título ya lo merecería. ¡Chapeau para Thunder y este "Wonder Days"!

3.- Chris Isaak - "First Comes the Night"

Chris Isaak es un tío por el que siempre he tenido simpatía, musical e incluso personal. Pero después de dejarnos maravillados en su visita a España de hace algunos años, la simpatía ya no es tal, sino que se ha ido transformando casi en devoción. Es por ello que esperaba como agua de mayo que nos diera noticias sobre un nuevo trabajo. Y ¿qué vamos a encontrar en este "First Comes the Night"? Pues, la mejor noticia es que no encontramos ninguna sorpresa. Chris sigue la línea de su magnífico “Mr.Lucky” y nos regala un álbum lleno de matices, melodías, estrofas de estructura perfecta, estribillos tarareables y aroma cincuentero, de ese que tanto nos gusta: el de Elvis (“Don't Break My Heart”, “Kiss Me Like A Stranger”), Jerry Lee (“Running down The Road”), Roy Orbison (“Reverie”, “Perfect Lover”) y la Sun Records. Una auténtica delicia. Y ojo, porque la edición deluxe viene con cinco temas extra que son también canela fina. Amigo Chris, ¡cuánto te echábamos de menos!

4.- Johnny Hallyday - "De l' Amour"

A finales de 2009, el gran Johnny Hallyday sufrió algunos problemas graves de salud que a punto estuvieron de costarle la vida. Pero resurgió cual ave fénix y, desde entonces, nos ha malacostumbrado, poniendo en el mercado casi un disco por año, todos ellos de enorme calidad. Si ya su “Rester Vivant” estuvo en mi top ten del 2014, ahora vuelve a la carga con un "De l' Amour", que creo incluso le supera. Un álbum intimista, elegante y enormemente cantado y tocado. Desde el rockabilly old school del tema que lo abre y le da título, hasta la melódica “Un Dimanche de janvier” que lo cierra, pasando por las enormes “Dans la peau de Mike Brown”, “Avant de frapper” o “Des raisons d'esperer”, todo en este disco es tremendamente disfrutable. Si las cosas van según lo previsto, a principios del año que viene volveré a escaparme a su Francia natal para verle presentándolo en directo. ¡Grande Johnny!

5.- Tom Jones - "Long Lost Suitcase"

Tiene cierta gracia que, en pleno 2015, al hacer mi lista de discos del año, coincidan en la misma leyendas como Keith Richards, Johnny Hallyday o Tom Jones. En el caso de este último, hace poco escribí aquí mi opinión sobre el paralelismo que veo entre su carrera los últimos años y la que en su momento tuvo Johnny Cash. No sé a vosotros, pero a mí, la reciente trilogía del Tigre de Gales (“Praise & Blame”, “Spirit of the Room” y este "Long Lost Suitcase" que nos ocupa) me huele a kilómetros a los ya míticos “American Recordings” de Cash. ¿Por qué? Pues fundamentalmente por el estilo de las canciones seleccionadas (góspel, blues, country), la poco instrumentación con que han sido grabadas (buscando que predomine y sobresalga la voz por encima de todo) y la absoluta madurez y brillantez con que están cantadas. Todo en este disco, en mi opinión, es brillante y delicioso. Pero, si me tuviera que quedar con algo concreto, lo haría con la que, para mí, es ya la interpretación más mágica y estremecedora que he oído en los últimos tiempos. El tema con el que homenajea a ese amigo con el que coincidió en Las Vegas: "Elvis Presley Blues".

6.- Buddy Guy - "Born to Play Guitar"

I was born in Louisiana and, at the age of two, my momma told my papa: Our little boy's got the blues. I grew up real fast and I've traveled very far. One damn thing's for sure: I was born to play the guitar

Ni más ni menos que así, con el gran Buddy Guy entonando esas frases junto a su guitarra desnuda, comienza este magnífica obra, en el que el mítico bluesman no está sólo: amigos como Billy Gibbons (magnífico el boogie blues rock que se marcan a medias), Kim Wilson y su armónica, Joss Stone y su preciosa voz, o Van Morrison (junto a quien homenajea al añorado B.B. King), ponen su granito de arena y colaboran para dar forma al que, a mi juicio, es el disco de blues del año. Suena a testamento y auto homenaje…si no fuera porque el viejo Buddy aún parece tener cuerda para rato. ¡Y nosotros que lo veamos!

7.- Iron Maiden - "The Book of Souls"

¡Diablos! Hacía años que un disco de los viejos Maiden no me gustaba tanto. Me confieso fan total de la banda, pero más bien de sus primeras épocas. He intentado prestar atención a todos y cada uno de los trabajos que han ido poniendo en el mercado, pero ninguno de los últimos 5 o 6 había conseguido engancharme como lo ha hecho éste. Aquí hay material del bueno, canciones inspiradas y grandes interpretaciones (mención especial a las voces de Bruce, una auténtica maravilla). Su hora y media de duración puede asustar a simple vista, sí. Pero eso en ningún momento se convierte en aburrimiento, lo cual es mucho decir. Escuchad con calma “Empire of the Clouds” y descubrid como una canción de 18 minutos puede tornarse en 18 minutos maravillosos. En unos meses los tendremos por aquí presentándolo. ¡Up the Irons, carajo!

8.- FM - "Heroes And Villains"               

Cuando uno descubre un disco de hard rock melódico de manual, como éste, no queda sino dar las gracias por ello y regocijarse en su escucha una y otra vez. Elegancia, calidad, clase, melodías, estribillos y aroma a esos primeros tiempos del A.O.R. que parecían ya perdidos. “Call on Me”, “Big Brother”, “You're the Best Thing About Me”, “Digging up the Dirt”… Este disco va sobrado de canciones de nivel. Si alguien tiene alguna duda, que le dé una oportunidad. Absolutamente delicioso.

9.- Michael Monroe - "Blackout States"

¿Alguna vez Michael Monroe va a editar un disco malo? Yo, sinceramente, tengo el convencimiento de que, aunque quisiera, no podría. Este "Blackout States" no inventa la rueda, ni tampoco lo pretende. A Monroe le basta con volver a meter en su coctelera las cantidades justas de punk, pop, glam y Rock&Roll, y agitar como sólo sabe él hacerlo. ¿Os gustaron sus anteriores “Sensory Overdrive y “Horns and halos”? Si la respuesta es sí, "Blackout States" será uno de vuestros discos del año.

10.- Def Leppard - "Def Leppard"

Def Leppard sonando nuevamente a Def Leppard. Basta con oir temas como “Dangerous” para darse cuenta de ello. Y puede parecer obvio, pero creo que ahí reside la clave de este álbum. Eso sí, sin malos entendidos: que nadie espere a estas alturas un nuevo “Pyromania” u otro “Hysteria”, porque se sentirá decepcionado. Pero si os basta con el hecho de que los chicos de Sheffield sigan rockeando y siendo fieles a su particular estilo, encontraréis buenos motivos también para ensalzar el disco.


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