Después de meses de preparativos, llegó el momento. Mañana comenzamos una aventura largamente esperada, en forma de tour de dos semanas por el sureste norteamericano, buscando la famosa hospitalidad sureña, las mejores costillas barbacoa y, por supuesto, las raíces de la música popular que ponen banda sonora a nuestra vida.
Florida y sus playas, los Everglades y el Jacksonville de los Lynyrd Skynyrd. La hermosa Savannah. El Macon de los Allman Brothers y la Altanta de los Black Crowes. El espíritu de Johnny Cash en Nashville. La Sun Records del Million Dollar Quartet. Los lugares icónicos del Rey en Memphis y en su Tupelo natal. La Highway 61, bordeando el Mississippi. El influjo de Muddy Waters. Las plantaciones de algodón. El cruce de caminos donde Robert Johnson pactó con el diablo. Los clubes de blues de Morgan Freeman y B.B. King. Los escenarios de la guerra de secesión en Vicksburg. El Barrio Francés de Nueva Orleans. Los músicos callejeros. El mítico Preservation Hall.
Demasiados atractivos como para querérnoslo perder.
Sábado
6 de julio, cuarenta y cuatro años y un día después de su mítico concierto del
69. Los Stones de nuevo en Hyde Park y nosotros allí para vivirlo. Sólo han
pasado algunos meses desde mi anterior visita a Londres para el estreno de su
“50&Counting Tour” en el O2 Arena, pero no os voy a engañar: los nervios me
volvían a picar como si fuera la primera vez.
La
capital del Reino Unido es una ciudad fascinante, que uno no se cansa de
visitar. Aroma y amplia cultura musical que se palpa por todas partes. Y en esta
ocasión, como no podía ser de otra forma, mucha camiseta de los Stones por las
calles y sus canciones sonando en cada pub.
Llegamos
a Hyde Park para el show a primera hora de la tarde. El festival ha comenzado a
las 12, pero el resto del cartel no nos interesa en absoluto.Lo primero que nos llama la atención es la
amplísima zona del parque que han vallado para el evento y los miles de
personas que hay ya dentro congregados (muchos de ellos tirados sobre la hierba
con aspecto de haber ido a pasar un día de picnic). Aguantamos las
mastodónticas colas formadas en uno de los tres puestos de merchandishing (los Stones siguen siendo los reyes de esto) y,
una vez apresado el botín en forma de camiseta, iniciamos
la batalla por conseguir un buen sitio para el show.
Aun
quedan casi tres horas para que sus majestades salgan a escena, pero es el
momento de intentar llegar lo más adelante posible. No sin esfuerzo conseguimos
situarnos junto a la pasarela lateral y a unos 15-20 metros del escenario. La
primera batalla está ganada!
A
las 20:25, con suma puntualidad, comienza a proyectarse un video con imágenes
del concierto de 1969 mientras suena “Let's Spend the Night Together”. El
ambiente se calienta hasta hervir. En los últimos días se ha comentado que la
banda quizás tenga intención de replicar el mismo setlist que hace 44 años y me
aprieta la incertidumbre por saber si va a ser así. Los primeros acordes de
Keith Richards rascando “Start me up”, un tema de 1981, nos dan la respuesta:
los tiros van por otro lado.
Aunque
el sonido comienza de forma bastante mejorable, sólo el hecho de tenerlos de
nuevo delante (y tan cerca!!!) hace que se me vuelva a poner la piel de
gallina. Jagger
no para de moverse desde el minuto uno. ¿De dónde saca la energía este tío? Al
acabar el tema, pregunta a la audiencia si hay alguien que estuvo en el 69 y
repite.Las manos de algunos fans
entrados en años se alzan contestando afirmativamente. Ole por ellos!
Suenan
a continuación “It's Only Rock 'n' Roll”, un maravilloso “Tumbling Dice” y un
matador “All Down the Line”. Tanto Mick como Keith y Ronnie comienzan a hacer sus primeras incursiones por la pasarela
central y eso nos permite tenerlos a un par de metros de distancia nada más. La
emoción me embriaga.
Viéndolo
después con perspectiva, una de las cosas que más me llama la atención del
repertorio de esta noche es la ausencia de sorpresas ni canciones rebuscadas,
como fueron “I Wanna Be Your Man” o “It's All Over Now” en el concierto que vi
en noviembre. Esta noche van al grano, tirando descaradamente de hits.
Continúa el show
con un “Beast of Burden” que suena delicioso, seguido por el reciente y
poderoso “Doom and Gloom”.
Sale
a escena como invitado el bluesman Gary Clark Jr., al que, en mi opinión,
realizan un regalo envenenado: “Bitch”. Me encanta esta canción, pero no es la
elección idónea para el estilo de este tipo, al que se ve bastante perdido
durante su ejecución. El bajo volumen de su voz y su guitarra tampoco colaboran
y terminan por arruinar el tema. Una pena.
“Paint
It Black” transforma el parque en un karaoke de miles de almas (está claro que
a los “british” les encanta esta canción…) antes de que llegue “Honky Tonk
Women” y con ella la primera coincidencia con el setlist de 1969 (al noveno
tema fue la vencida!).
Jagger
presenta a la banda y abandona como de costumbre el escenario, dando paso al
momento de mayor protagonismo de Keith (si es que Keith pierde alguna vez el
protagonismo, claro está). Tanto él como Ronnie recogen sendas guitarras
acústicas para hacerse mano a mano un “You Got the Silver” con sabor a blues
añejo. “Before They Make Me Run” completa el dúo elegido por Richards para
poner su voz, antes de que Jagger vuelva a escena con su Stratocaster colgada y
los primeros acordes de “Miss You”.
A
estas alturas de show, echo de menos mi favorita, “Gimme Shelter”, un tema que
siempre suelen tocar al principio. Empiezo a temer que quizás esta noche hayan
decidido no hacerlo y ello me entristece por momentos.
El
segundo invitado especial entra en juego: el gran Mick Taylor. Y con él se
marcan un apoteósico “Midnight Rambler” (segunda coincidencia con el setlist de
1969).
Comienza
a caer la noche cuando escucho una intro de guitarra que me sabe a regalo celestial.
La enorme Lisa Fischer toma la escena y entonces ya no tengo ninguna duda: sí,
amigos, se trata de “Gimme Shelter”. Ahora sí que estoy realmente emocionado,
es imposible disimularlo. Este tema es mi gran debilidad y la interpretación de
Mick y Lisa a dúo, a dos palmos de mis narices, vuelve a resultarme colosal,
sublime. El gran momento mágico del concierto.
Entramos
en la recta final de la velada, con tres pesos pesados en forma de canción:
“Jumpin' Jack Flash”, “Sympathy for the Devil” (espectacular puesta en escena,
con el escenario entre llamas) y “Brown Sugar”. Keith va de menos a más, como
ya es habitual en él en los últimos tiempos. Jagger dándolo todo y sin parar de moverse. Charlie,
impasible tras su batería, marcando el paso como una locomotora. Y Ronnie… simplemente
brutal y pleno de facultades y carisma.
La
banda se retira al camerino mientras la gente grita que quiere más. Sus
plegarias van a ser satisfechas. Como vienen haciendo en esta gira, un coro de
unas veinte voces femeninas toma el escenario y comienza a entonar “You Can't
Always Get What You Want”. La banda hace una interpretación fantástica, con ese
final de inspiración góspel que le da un aire especial al tema.
Hacen
amago de desaparecer, pero no, evidentemente no se pueden ir aún. Queda poner
de nuevo patas arriba el parque a la voz de “I can't get noooooo”, mientras caen miles
de papelillos en forma de mariposa. Los acordes finales de "Satisfaction" dan paso a un
espectáculo de fuegos artificiales detrás del escenario, mientras los chicos se
despiden entre reverencias después de dos horas de reloj.
Una vez acabado el show la
pregunta es ¿y ahora qué?Nadie salvo la
propia banda y su círculo cercano lo sabe. Parece que, después del próximo
sábado y su segunda cita en Hyde Park, quieren tomarse de descanso el resto del verano. Y parece también que a
partir de septiembre u octubre puedan volver a la carga con otra serie de
fechas selectas por unas cuantas capitales europeas. Esperemos que así sea y
podamos tener la oportunidad de volver a verlos de nuevo. Pero sea como fuere,
nos guardaremos por si acaso esta noche en la memoria. Sin duda, una noche para
recordar.
De
vuelta aldía a día después de un gran
fin de semana en Vitoria. Creo que estaremos de acuerdo en dos cosas: que el
cartel era, a priori, más flojo que en ocasiones precedentes y que la desidia
de la organización estos últimos meses para con su público merecía que les
hubiéramos pagado con la no asistencia. Pero llega la hora de la verdad y qué
queréis que os diga: sólo el hecho de pasar 48 horas dedicadas por entero al
Rock&Roll y en un lugar tan agradable dejan de lado el resto de debates.
Además, ¡qué demonios!, ¿cómo puede calificarse como flojo un cartel en el que
aparece en lo más alto la mejor banda que ha habido en los últimos veinte años?
Pues eso mismo se encargaron de demostrar, una vez más, los “Rock&Roll
motherfuckers” hermanos Robinson.
Veinte
conciertos, diez por jornada, componían el programa. Ahí va mi valoración de
los once a los que pude asistir:
MATRÍCULA
DE HONOR
The
Black Crowes: Era mi tercera vez con los cuervos y, sinceramente, veía difícil
que pudieran superar lo vivido en las dos anteriores. Ahora puedo decir que lo
hicieron y creo que, además, con creces. Fue una actuación rayando lo
sobrenatural. De estas que ocurren cada mucho tiempo y al alcance de muy pocos.
El set list combinó acertadamente momentos “hit” (brutal el inicio con “Twice
as Hard”, “Sting Me” y “Hotel Illness” y el final con “Jealous Again” y
“Remedy”) con temas menos habituales (“Ballad in Urgency”, “Good Friday” o “By
Your Side”) y momentos jam de poner los pelos de punta (“Wiser Time”, “Thorn in
My Pride”). Y ya ese bis con “Hard to Handle” unido a “Hush” fue de dos orejas
y rabo. Por cierto, la nueva incorporación, Jackie Greene, no es Marc Ford ni
Luther Dickinson, pero estuvo en su sitio y sin desentonar entre la excelencia,
lo cual ya es mucho. Definitivamente, los Black Crowes juegan en otra liga.
SOBRESALIENTE
JJ
Grey & Mofro: sin duda, los grandes triunfadores de la jornada de sábado.
Tenía grandes expectativas puestos en ellos y creo que las superaron. Qué voz
más extraordinaria la del amigo JJ Grey!!! Y qué pedazo de banda la que le
acompañaba!!! Clase total!!! Durante el show, comentó que era la primera vez
que pisaba España y, con una sonrisa de oreja a oreja, se le vio como
alucinado, como no creyéndose estar tocando aquí y ante 12.000 personas. Viendo
lo bien que fue el concierto y la buena acogida del público, no es de extrañar
que más pronto que tarde los tengamos de nuevo por nuestro país. Estaremos
encantados!
Walking
Papers: lo único que conocía de esta banda es que el bajista es el mítico
GunsN’Roses Duff McKagan. Así que, cuando un día antes la organización comunicó
que actuarían en formato trío por la ausencia del propio Duff, aquello me olió
a tomadura de pelo y estuve a punto de ni concederles el beneficio de la duda.
Ahora puedo decir que doy mil gracias por haberlo hecho. Pocas veces esperando tan
poco de un concierto, he recibido tanto. Una banda sin bajista (el teclista se
encargo de llevar la base rítmica), pero con tres auténticas bestias pardas
(menudo pedazo de frontman que es Jeff Angell!!!) que pusieron el escenario
patas arriba desde el minuto uno, a base de intensidad, entrega, buen hacer y
canciones. Muy buenas canciones. Me declaro desde ya fan absoluto de estos
tíos!!!
NOTABLE
The
Sheepdogs: otra grata sorpresa. No conocía nada de esta banda y la hora que les
asignaron para su actuación (casi al final de la jornada) no era la mejor. Sin
embargo, la rayada que metieron al respetable Billy Corgan y sus Smashing
Pumpkins, hizo que oír a continuación a estos tíos fuese gloria bendita. Rock
sureño de calidad, bien ejecutado, con buenas guitarras y una gran voz. Sin
duda un nombre más para apuntar en la agenda.
The
Gashlight Anthem: los de New Jersey son una de las bandas jóvenes que más han
conseguido llamar mi atención en los últimos tiempos. Después de verlos en
directo, me queda más claro cuáles son sus virtudes (un carismático líder,
Brian Fallon, y un sonido bastante propio) y de qué pie cojean (una banda que
no está a la altura del líder y un exceso de medios tiempos que hace perder
punch al resultado final). Aun así, fue un buen concierto, con dos momentos
puntuales en los que consiguieron ganarme: el speech de Fallon señalando
humildemente que cualquiera de sus canciones no llegaba a la suela del zapato a
las de los Black Crowes (diciéndolo a la vez que amagaba con los riffs de
“Twice As Hard” y “She talks to angels”) y la impecable versión del “Bonzo Goes
to Bitburg” de los Ramones. Sólo por esos dos detalles, valga la calificación
de notable.
BIEN
M-Clan:
en ocasiones ya he comentado por aquí que fui un gran fan de la banda murciana
entre 1995 y 1999. No me cansaré de repetir que considero a sus dos primeros
discos entre lo mejor publicado jamás en nuestro país. Pero la magia se esfumó
y, desde aquel entonces, son más las veces que verlos me ha producido sonrojo
que las que lo he disfrutado. Aun así, me apetecía verlos en este festival.
Considero a Tarque un tipo listo y, por eso, tenía claro que, por un lado el
público al que se iba a enfrentar y, por otro, la motivación de compartir
escenario con sus amados Black Crowes, harían que huyese por una tarde de
Carolinas y demás bazofia y centrase los tiros en lo que la gente había ido a
oír. Acerté en parte, pero me equivoqué en el resto. Salieron a morder con
“Maxi ha vuelto” y “Perdido en la ciudad”, como si de repente regresásemos a
1998…pero ahí quedó todo. En un amagar y no dar. Sí es cierto que el show fue
rockero y entretenido y él estuvo muy bien. Pero era el día para haber ido más
allá, para desempolvar otra buena tanda de sus temas antiguos, dar a la gente
lo que habían ido a buscar y demostrar que quien tuvo retuvo. Pero nos quedamos
a medias.
Los
Zigarros: con su primer disco recién salido del horno se presentaron los
hermanos Ovidi y Álvaro Tormo (ex-Perros del Boogie), acompañados de una
sección rítmica de buen hacer. Aún les falta rodaje, pero sonaron potentes y
demostraron seguir teniendo buenas canciones que nos trajeron ecos de AC/DC,
Tequila, Chuck Berry o los propios M-Clan. O mucho me equivoco u oiremos hablar
bastante de estos tíos en el futuro.
NI
FU NI FA
Gov’t
the Mule: esperaba mucho de Warren Haynes y sus chicos y terminaron por ser
quizás la gran decepción del festival. Técnicamente irreprochables, pero fríos,
muy fríos, sin apenas conexión con el público y con un Warren más pendiente de
ajustar constantemente el sonido de su guitarra que de dar un buen concierto.
Buscaban cumplir el trámite y eso es exactamente lo que hicieron.
Los
Enemigos: su concierto no fue ni bueno ni malo ni todo lo contrario. No se
puede decir que tocaran mal, pero tampoco les noté muy motivados ni poniendo
toda la carne en el asador. Supongo que los megafans saldrían encantados, pero
para los que no lo somos, su show no pasará a la historia.
MAL
Rocket
from the Crypt: en teoría eran uno de los nombres a tener en cuenta en el
festival, pero, aunque suene raro, ellos mismos se encargaron de boicotear su
propio concierto. La hora no les favorecía (últimos de la jornada del sábado) y
el sonido no ayudó, pero lo que realmente acabó con la paciencia del respetable
fueron los larguísimos speeches de su cantante. Casi se puede decir que
hablaron más que tocaron y eso, sobretodo a ciertas horas de la madrugada,
creedme que se puede llegar a hacer insufrible.
LAMENTABLE
Smashing
Pumpkins: ¿qué se le puede pasar por la cabeza a un tío, buen músico y con canciones
suficientes en su historial como para conformar un buen set list, para
voluntariamente tirarlo por la borda y programar un concierto encaminado a
torturar durante algo más de una hora al público asistente? Aun busco una
explicación. Porque eso fue lo que sucedió. Un rancio Billy Corgan se apartó
(salvo contadas excepciones) del cancionero que le ha traído hasta ahí y se
dedicó, de mala gana, a rayar a los asistentes con ruido, videos y luces de
todos los colores. Quizás es culpa mía que no entendí su propuesta, pero su
show me pareció lamentable. Billy, no creo que tú y yo nos volvamos a ver.
Al resto de bandas (Alberta Cross, The Sword,
Horisont, Uncle Acid & The Deadbeats, Heaven’s Basement, Troubled Horse,
Sex Museum, The Socks y Quaoar) no las vi y por tanto no puedo opinar. Sobre lo que sí vi, aquí
queda mi balance y mi deseo de que, si todo sigue su curso, podamos asistir a
un aun mejor Azkena Rock Festival 2014. Eso sí, señores de la organización, les
ruego que cuiden un poco más a sus potenciales clientes. Por el propio bien del
festival, creo que no debiera volver a repetirse la nefasta política de
comunicación de este año.