lunes, 26 de diciembre de 2016

Lo mejor de 2016 (I)


Se nos va el año, amigos. Un año que, para la música que tanto queremos, ha resultado más que “horribilis”. Desde que, justo hoy hace 366 días, cayera el gran Lemmy, esto ha sido un no parar: Bowie, Glenn Frey, Prince, George Martin, Leon Russell, Keith Emerson, Cohen, Scotty Moore, Sharon Jones, Rick Parfitt, George Michael,…Vaya desde aquí nuestro homenaje y recuerdo sincero para todos ellos.

Cuesta mucho reconocerlo, pero va resultando una evidencia: nuestros músicos de cabecera, nuestras leyendas que creíamos inmortales, se hacen mayores y llegará un momento en que ya no estén ahí para rescatarnos. Me da pavor pensar que todos los años venideros puedan ser incluso la cuarta parte de malos que éste.

Porque no veo un relevo claro. Las nuevas bandas raramente me motivan y cada vez me cuesta más dar la oportunidad a la escucha de novedades discográficas de grupos que no tenga ya catalogados. Me paso la vida oyendo música pero, al final, casi siempre acabo acudiendo a los clásicos. De ahí que, mi selección discográfica del año, tenga poco de novedad y mucho de vieja escuela.

Si tuviera que hacer mención a algunos discos que, aun no teniendo cabida entre mis diez favoritos del periodo, sí al menos consiguieron captar mi atención, cabría nombrar a Doyle Bramhall II y su elegante “Rich Man”, a los Pretenders (¿o he de decir a Chrissie Hynde y Dan Auerbach?) y su irregular “Alone”, a Jeff Beck y su peculiar “Loud Hailer”, a M-Clan y la calidez acústica de su americano “Delta”, al Loco y su cambio de tercio con “Viento del Este”, a The Temperance Movement y su poco inspirado “White Bear”, a Sting y su “de más a menos” “57th & 9th“, a Metallica y su “Hardwired…To Self-Destruct” cargado de buenos riffs, a Steven Tyler y su también irregular “We're All Somebody From Somewhere” (¿por qué no hiciste un disco como Dios manda, Steven, seleccionando 10 temas y tirando el resto de descartes a la basura?), a los Zigarros y la frescura de su “A Todo que Sí”, a Spike&Tyla y su emotivo “The Sinister Indecisions…”, a Joe Bonamassa y su “Blues of Desperation”, a ese magnífico Live in San Diego de Eric Clapton junto a JJ Cale y, por supuesto, al delicioso "Way Down In The Jungle Room” (¡qué grandes recuerdos me trae de mi vista a Graceland!) de Elvis.

Pero, por encima de todos ellos, quedaría la siguiente selección. Mi particular top ten” de 2016:

1.- The Rolling Stones - "Blue and Lonesome" 


¿Un nuevo disco de estudio de los Stones en pleno 2016? ¡Diablos! Solamente eso debería ser motivo suficiente para alegrarnos el día, el mes, el año…qué digo…¡la década! Ya, pero, ¿y el disco está bien? Pues no sólo es que esté bien…sino que es jodidamente bueno. Claro, pero…no tiene temas propios. Son sólo versiones…Efectivamente, así es. Y ¿dónde carajo está el problema? ¿O es que tener a la mejor banda de la historia del rock n’ roll grabando “a pelo”, en tres crudas sesiones de estudio, doce extraordinarias covers (por cierto, nada manidas) de algunos de los mejores bluesmen de la historia es algo que podamos permitirnos el lujo de despreciar o infravalorar? ¡Pues no seré yo el que lo haga! Les reto a que me digan otro álbum, editado en este 2016, en el que haya alguien que cante y toque la armónica mejor que Jagger, en el que se junten tres guitarristas como Keith, Ronnie y Clapton, y en el que haya un batería que toque con más swing que Charlie. No se molesten, amigos. No lo hay. Y sí, sé que cuando digo esto, no soy objetivo. Los Stones son mi banda y todo aquello que hagan o digan, por mí siempre va a ser bien recibido. Pero, en este caso, créanme ustedes, no se trata de amor de madre. Este disco tiene más feeling, más pelotas y más buen hacer que cualquier otro publicado en los últimos tiempos. Larga vida a los Rolling Stones.

2.- The Cult - "Hidden City"


Desde el inconfundible riff inicial de “Dark Energy” que abre el álbum, todo en este “Hidden City” suena muy Cult pero, a la vez (y van no sé cuántas ya…), distinto al resto de sus discos. Oscuro, muy oscuro. Pero, a la vez, esperanzador y místico como su bella portada. Limpio y melodioso. Pero, a la vez, tremendamente agresivo. Original pero, a la vez, inconfundible. Por momentos (“Birds of Paradise”, “Dance the night”), uno cree retrotraerse a la época siniestra de “Love” y, en otros, como en las fabulosas “GOAT” o “Hinterland”, a la de “Electric” o “Sonic Temple”. Pero siempre hay matices distintos que nos recuerdan que estos son los Cult de 2016 y no los de los 80’s. Manteniendo la marca de la casa, pero en perpetua evolución. Porque sí, este es un disco profundo, de matices y muchas escuchas. Con un Astbury que adopta postura de jefe, canta como de costumbre y marca terreno en cada canción. Y un Duffy que hace lo que mejor sabe hacer: repartir guitarrazos a diestro y siniestro, hasta dejar KO a su presa. Palabras mayores, amigos.

3.- David Bowie - "Blackstar"


La última genialidad de un genio. Un disco amargo, enigmático y de difícil acceso pero, a la vez, redondo y bello. Cuyo significado y, sobre todo sus letras, sólo se comprenden analizando el contexto en el que fue grabado (durante la última etapa de su enfermedad) y puesto a la venta (dos días antes de su muerte). Un disco diferente y original, asentado sobre una base de jazz rock experimental, pero en el que se mantienen retazos inequívocos de épocas pasadas del artista. Una despedida a la altura del personaje, cuyo corolario pone esa última bella I Can’t Give Everything Away”, donde Bowie se desangra una y otra vez diciéndonos que no puede revelarnos todo…y ahora entendemos por qué. Un disco que cuesta oír sin entristecerse pero que, al finalizar, deja un poso de obra maestra.

4.- Tedeschi Trucks Band - "Let Me Get By"


Bienvenido. Así es como te hace sentir la música de la Tedeschi Trucks Band. Como encontrarse con algo familiar, cordial, agradable. Como alguien que te recibe con un cálido apretón de manos y una sonrisa en la cara. No lo digo yo. Simplemente, he tomado aquí prestadas algunas palabras escritas en el folleto que acompaña al disco. Pero, lo que sí hago, es suscribirlas plenamente. Porque, si hay algo que tengo claro después de haberlos seguido la pista desde hace ya varios años es que, cada una de las cosas que rodean a esta sociedad (musical y personal) que forman Susan y Derek está colmada de clase, buen gusto y, sobre todo, calidez. Si alguna vez necesitan sentirse acompañados o, simplemente, mejorar su estado de ánimo, háganme caso e introduzcan este "Let Me Get By" en su reproductor. Denle al play desde la inicial “Anyhow”. Déjense llevar por la voz de Susan, la guitarra slide de Derek y su magnífica banda de apoyo. Prepárense para no quitar la sonrisa de la cara durante la próxima hora. Y, sobre todo, siéntanse bienvenidos.

5.- Cheap Trick - "Bang, Zoom, Crazy…Hello"


Kiss, Bolan, Slade, Bowie, Who…todos están presentes, de una u otra forma, en esta delicia de disco. Pero que nadie se lleve a engaños: no estamos ante un álbum de tributo, sino ante una obra fresca, vibrante y con personalidad propia. Cheap Trick saben manejarse como pocos entre la delgada línea que separa el rock n’ roll del hard rock, el glam setentero del power pop. Y, una vez más, dan en este "Bang, Zoom, Crazy…Hello" (bonito título, por cierto) una lección de todo ello. Desde la enérgica inicial “Heart On The Line”, hasta la "All Strung Out” que lo cierra, aquí hay poco o nada que sea aburrido o irrelevante. Pero, ¡diantres! ¡Qué me parta un rayo si "Blood Red Lips” no es ya una de las canciones del año!. Definitivamente, Rick Nielsen y sus chicos viven una segunda juventud y, no sé vosotros, pero yo estoy ya deseando que llegue junio para verlos en directo.

6.- Mudcrutch - "2"


Cuando tienes un nombre como Tom Petty que, por sí solo, puede vender miles de discos y decides publicar tu nuevo trabajo bajo otro seudónimo (por mucho que éste sea el de tu antigua banda de los 70) estás mandando varios mensaje claros. El primero, que no necesitas la pasta. El segundo, que tienes mucha confianza en el material sonoro que acabas de grabar. Y, el tercero, que sabes que te has ganado el poder hacer lo que te dé la gana, cuando te venga en gana. ¿El resultado? Un álbum muy notable de country-rock sureño. Maduro, bien ejecutado y con algunas composiciones brillantes como “Dreams of Flying”, “Hungry No More”, “Save Your Water” o “I Forgive It All” (para cuyo videoclip contó con Anthony Hopkins). Probablemente, no deje de ser un disco de transición, que dé paso a encomiendas mayores. Pero aun así y a la postre, resulta muy disfrutable.

7.- Eric Clapton - "I Still Do"


Puede que Clapton esté haciéndose mayor, pero de ninguna forma está manco. Gracias a él, viví, en el Royal Albert Hall londinense, uno de los momentos más mágicos y memorables de 2015. Y él, es el responsable de uno de los discos más deliciosos editados en este 2016. Que nadie espere aquí fuegos de artificio, producciones sobrecargadas ni composiciones enrevesadas. A estas alturas de película, Clapton ya no necesita nada de eso. Su fórmula pasa únicamente por el buen gusto y la sencillez, puestos al servicio de su voz y su guitarra. Algunos blueses de libro (“Alabama woman blues”, “Cypress Grove”, “Stones In My Passway” o la fantástica “Somebody's Knockin'”) se alternan con registros ya típicos del propio Eric (“Spiral” o la acústica “I will be there”), o bien de su amigo JJ Cale (“Can’t let you do it”). Y, entre todos, dan empaque a un disco elegante y de escucha relajada (que no aburrido). Si acaso hay algo que me desencaja, es el acordeón que adereza alguna de las canciones. Pero, ¿quién carajo soy yo para ponerle peros a “God”? Por favor, un respeto para el maestro.

8.- Jeff Angel’s Staticland - "Jeff Angel’s Staticland" 

              
Descubrí a este tipo cuando actuó al frente de los Walking Papers en el Azkena Rock Festival 2013 y, desde entonces, me confieso enganchado a su carisma y su extraño influjo. Aquel año, su disco de presentación ya me voló la cabeza y, ahora, éste no le va a la zaga. Mientras Duff McKagan (bajista de la banda) se llena los bolsillos con la reunión de Guns N’ Roses, su amigo Jeff decide esperarle, publicando su nueva obra bajo otro nombre: el suyo propio. Pero la música, en esencia, sigue siendo la misma: rock sucio y oscuro, de herencia bluesera (“Everything Is Wrong” o “Tomorrow's Chore”) y furia punkrockera (“Never Look Back”). Con algunos pasajes melódicos (“I'll Find You”) y otros hipnóticos, que casi recuerdan por momentos a los Cure (“High Score”). Pero, sobre todo, dueños todos ellos de personalidad y un inconfundible estilo. Ese que aporta un tipo de influjo extraño llamado Jeff Angel.

9.- The Quireboys - "Twisted Love"


En tiempos como los que vivimos, en los que las bandas clásicas se hacen de rogar, hasta decir basta, a la hora de publicar nuevos trabajos de estudio, los Quireboys suponen toda una excepción, un oasis en el desierto. Prueba de ello es que, este “Twisted Love”, pasa por ser, ni más ni menos, que su cuarto trabajo original puesto en la calle en los últimos cuatro años. Pero ¡ojo!, no se trata de cantidad, sino de calidad. Y, ahí, Spike y sus chicos rara vez bajan también la guardia. Cuando uno pulsa el “play”, ya sabe lo que se va a encontrar: “We’re the Quireboys and this is Rock N’ Roll”. Y en esta ocasión no lo es menos: “Life's A Bitch”, “Twisted Love”, “Torn & Frayed”, “Shotgun Way”,”Midnight Collective”,… Aquí todo huele y sabe a humo, a alcohol y a sudor…A los Cuervos, a los Faces y, por supuesto, a los Stones.

10.- Rival Sons - "Hollow Bones"


Como os contaba en la introducción, raramente las nuevas bandas me motivan y cada vez me cuesta más darles una oportunidad. Pero Rival Sons se la ganaron con su anterior “Great Western Valkyrie” y, desde entonces, no he dejado de seguirles la pista. ¿Supera este “Hollow Bones” a su fantástico predecesor? Pues la respuesta es no. Sinceramente, creo que el listón estaba demasiado elevado. Pero no por ello deja de ser un buen disco, de atmósfera espesa y que gana en matices con cada nueva escucha. Su líder, Jay Buchanan, además de tener una voz prodigiosa, se ha convertido en uno de los frontman del momento. Y, el resto de miembros de la banda, le escoltan perfectamente, demostrando manejarse como peces en el agua en ese blues rock psicodélico que se destila en cada una de las canciones del álbum: “Tied Up”, “Baby Boy”, “Hollow Bones, Pt.1”, “Thundering Voices”,… Sin duda, la banda ha dado con la tecla adecuada. Si os decía que los Quireboys olían a alcohol, a humo y a Stones, esta claro que aquí apesta a ácido, a Zeppelin, a Cream o a los Doors.



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