Como comente aquí hace una temporada, una de las espinas musicales que más honda tengo clavada es la de no haber podido ver en directo a Willy Deville. Lo tuve a tiro, pero en un momento en que su música aún no había conseguido tocarme la fibra, así que no lo aproveché.
Y vaya si me arrepiento!!! Quizás sólo fuera cuestión de tiempo, pero finalmente el rhythm&blues y el rock&roll canalla de los discos clásicos de su primera época con Mink Deville lograron engancharme de arriba abajo. Y en esas estamos a día de hoy...
Valgan estas líneas para reivindicar esos extraordinarios álbumes que son “Cabretta” (1977), “Return to Magenta” (1978) o “Coup de Grâce” (1981). Y el que, por encima de ellos, es mi favorito: el parisino “Le Chat Bleu” (1980).
Pero junto a estas históricas grabaciones, creo que merece la pena destacar también una gratísima sorpresa, que descubrí recientemente: su “Acoustic Trio Live in Berlin” grabado en 2002 en la capital germana. Disco doble, absolutamente delicioso y recomendable para quienes no lo tengáis aún en vuestra colección.
Los largos años de excesos con las drogas no le perdonaron y, en verano de 2009, una hepatitis-C y un cáncer de páncreas se lo llevaron de este mundo. Pero no hizo sino aumentar el mito y alimentar mi amarga sensación por haberle dejado pasar durante tanto tiempo sin prestarle la atención que merecía.
Creo que después de volver a ver los videos que os dejo aquí abajo (“Spanish Stroll” y “Savoir Faire”, ¿quién da más?), no me contengo en decir de nuevo…Qué clase, qué elegancia, qué pose y qué grande era este tío!!!
Lo escribió Calamaro en su web al referirse a él. Cuando lo leí, me pareció un brillante juego de palabras y una gran definición del personaje y, por eso, me he permitido el lujo de tomárle la frase prestada: Willy Deville, mucho más que “demasiado corazón”.
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