Plantarse nada más y nada menos que en la capital, a presentar un nuevo álbum sólo dos días después de lanzarlo al mercado y sin tiempo de que buena parte del público siquiera lo haya escuchado, es tener una actitud valiente. Y conformar además el set list para que éste gire alrededor de las nuevas canciones (hasta 6 sonaron esta noche), lo es aún más.
Quizás no fuera su intención abrir fuego tan pronto (el propio Hendrik Röver insinuó que la gira comenzaría en febrero y este concierto les había surgido de forma algo imprevista), pero el caso es que lo hicieron y una casi llena Sala Caracol creo que lo agradeció (aunque muchos nos quedásemos con ganas de más).
La noche la abrió, al igual que en los conciertos de la anterior gira, el estupendo riff de “Repartiendo”. Y a partir de ahí, algunas pinceladas de su Sólido (“Como decía yo”), de Bien, Mejor (“Nadie me conoce”) y de GT (“Brindemos” o “Elvis”). Nada de su Ríen Mejor y mucho de su Buenos tiempos (“Yo puedo sacarte de aquí”, “No tienes nada” o las fantásticas “Discotheque Breakdown” y “Revolución”) y de su nuevo La caja de los truenos, interpretando el tema que da título, además de “El sector de los milagros”, “El espíritu de la montaña” (buenísimos estos dos!!!), “A que vino volver” (con Hendrik al pedal steel guitar), “Lo que parece” y “No por nada”.
Supongo que si alguien de la vieja escuela, que hiciese algunos años que no ve a la banda en directo, se planta en este concierto, apenas sería capaz de reconocer alguna canción. Lo cual es prueba evidente de su apuesta por los últimos discos y la defenestración del material antiguo. Y este hecho, por un lado es de elogiar, porque significa que creen en lo que están haciendo. Pero por otro, puede dejar algo frío al personal.
Así que, como no creo que Hendrik Röver sea un tipo tonto precisamente, en los bises llegó el momento del esperado guiño a su antiguo “Club Enfermo” y destapó la otra caja de los truenos con “Horizonte eléctrico”, “Todavía no sabes mi nombre”, “Escucha” (fantástico el medley que se marcaron a mitad del tema), “No señor” (dedicado a la Guardia Civil y los controles navideños de alcoholemia...) y el mítico “Arrested for driving while blind” de sus (y nuestros) adorados ZZ TOP, que sonó a gloria bendita.
Eso sí, cuando más caldeado estaba el ambiente y después de algo más de hora y media de show, se acabó lo que se daba, dejándonos creo que a todos con ganas de más (¿por qué no cerraron como otras veces con “A comer, a casa”?).
En resumen, buen concierto de unos tipos que no defraudan y a los que siempre es un placer tener delante. Me gustó ver cómo han conseguido en tiempo record que los temas nuevos empasten perfectamente con el resto del repertorio. Sin embargo, quizás como consecuencia de lo anterior, cada vez queda más desplazado el material antiguo y eso es algo que me da rabia. Ahí hay demasiadas joyas que no merecen que el paso del tiempo las deje en el olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario