miércoles, 10 de noviembre de 2010

W.A.S.P. – Sala Heineken (Madrid) 09/11/10

 


A pesar del inefable sonido de la sala Heineken (una vez más, y van…), no iba mal encaminado el concierto de W.A.S.P. anoche. El mítico Blackie Lawless y sus nuevos chicos (de los cuales casi podía ser su padre, pero bueno, esa es otra historia…), bien plantados sobre el escenario y echando bastante leña al fuego. Suenan sólo dos temas del último disco (entre ellos el gran “Crazy”) y el resto, clásicos uno detrás de otro: “On your knees”, “L.O.V.E. Machine”, “The Real me”, “Wild child”…

Como digo, no iba mal, hasta que terminada la interpretación de ”I wanna be somebody”, tras unas 10 canciones y 55 minutos de show (entre ellos, unos 10 de un solo de guitarra), se acerca el Sr. Lawless al micro y nos comunica que esto ha sido todo, que “Goodnight Madrid” y que “See you again”…


Vale que lo bueno, si breve, dos veces bueno, pero ¿55 minutos de show para una banda con 28 años de trayectoria y 14 discos de estudio no es demasiado poco? Evidentemente sí, a no ser que tu banda se llame “The Ramones”, que no era el caso.

Y creo que no fui el único al que le pareció. Cabreo y gritos entre el público y sensación de que estos W.A.S.P. se habían pasado por aquí simplemente a cumplir el expediente y nada más. Eso sí, después de cinco minutos de espera, salieron nuevamente a escena, dedicándonos por cortesía tres temas más, antes de volverse a la caseta (y esta vez, ya de forma definitiva). Resumen: una hora y cuarto y 12-13 canciones en total.

De camino a casa se me vino a la cabeza el reciente concierto de Mike Farris, con sus 2 horas desgañitándose sin parar y, realmente, la comparación resulta odiosa y no deja precisamente en gran lugar al bueno de Blackie Lawless...Aún así, no estoy tratando de mezclar aquí churras con merinas, sino simplemente reclamando y recordando tres palabras que no debería olvidar ninguna banda cuando se sube a un escenario: profesionalidad, entrega y respeto hacia el público que ha pagado una entrada.

Pero como una cosa no quita la otra, a pesar de la notable decepción, no por ello van a dejar de gustarme los discos de W.A.S.P. (sobre todo los dos primeros) y para acabar el post con buen sabor de boca, me apetece dejaros aquí el ochentero video de ese fantástico “Wild Child”...

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